Buscando respuestas sobre obesidad y salud

Por Rubén Murcia Prieto.

2000 millones de personas en el mundo tienen sobrepeso. El porcentaje representa al 37% de los hombres y al 38% de las mujeres, y dicho porcentaje ha aumentado casi un 30% entre los hombres y casi un 50% entre las mujeres desde 1980. En los países de la OCDE o club de los 34 “países ricos” los datos son todavía peores, y la mayoría de los habitantes que los habitan tienen sobrepeso o son obesos. En España, a pesar de ser un país que dice seguir una dieta mediterránea, los datos sobre esta epidemia son igualmente decepcionantes. La tas a de adultos obesos supera la media (1 de cada 6), y más de 1 de cada 2 tiene sobrepeso. En cuanto a obesidad infantil de igual manera superamos igualmente la media de la OCDE, y el 25% de nuestros pequeños tiene sobrepeso.

Los datos están ahí, y la epidemia sigue creciendo. Pero ¿Cuales son las causas? ¿Qué políticas de salud pública han de imponerse para intentar revertir esta tendencia y controlar el problema que ha llevado a un crecimiento exponencial de las enfermedades no infeccionas o enfermedades de la civilización? ¿Qué podemos hacer nosotros, los dietistas-nutricionisas y el resto del personal sanitario?

Si preguntamos en el ámbito universitario y en el ámbito médico sobre las razones del aumento de peso de la sociedad en general, la inmensa mayoría nos hablará del balance energético, y nos dirá que la causa de que la gente engorde es que consume más calorías de las que gasta. Es la respuesta fácil, y la respuesta que quiere escuchar la industria alimentaria que, de esta manera, descarga toda su responsabilidad hacia el individuo que escoge sobrealimentarse. Ella solo utiliza el mercado para poner sus productos a la venta, y es el individuo el que abusa irresponsablemente de estos alimentos. Así, tanto desde la industria como desde el sector sanitario y universitario el eslogan o lema que se ha dado a la población es el de “menos plato y más zapato”, comer en plato pequeño, y el que los alimentos no son ni malos ni buenos, sino que son la calorías totales de la dieta lo que realmente importa si quieres mantenerte sano y en forma.

La problemática de la obesidad se le ha atribuido a muchas otras causas. Desde que nos movemos cada vez menos, hasta que aunque consumimos muchas menos calorías, están provienen de proteínas y grasas (Estudio ANIBES), y claro, éstos engordan más que los hidratos(a veces me sorprende que defensores a ultranza del balance energético puedan utilizar este tipo de argumentos que están en contra de su propia teoría). También se ofrecen otras posibles causas para la obesidad cómo la presencia de disruptores endocrinos(bisfenol A, toda suerte de pesticidas y resto de xenobioticos), cambios en nuestra microbiota intestinal, problemas metabólicos, genética “ahorradora”, obesidad causada por la ingesta de fármacos, influencia de nuestro entorno (amistades y familiares), que comemos pocas proteínas (ya que estás son muy saciantes), “food reward”, alto “set point”, edulcorantes artificiales, emulsionantes, etc., etc.

Sin lugar a duda el problema de la obesidad no tiene una sola causa. Todos los profesionales de la salud estamos de acuerdo que es un problema multifactorial, un problema global, y una enfermedad para la American Medical Association. Pero, ¿cuál ha sido la causa de que este problema o enfermedad, apenas existente algunas décadas atrás, e inexistente en pueblos aislados de la “civilización”(horticultores, cazadores-recolectores y pastoralistas) sea hoy día el mayor problema de salud pública mundial?
Hay autores como los doctores Weston Price, o Denis Parsons Burkitt que analizan en sus libros la dieta de sociedades aisladas libres de obesidad y de enfermedades de la civilización. Quizás viendo qué y cómo comían estos pueblos, y cómo vivían podamos aprender o tengamos una pequeña guía de cómo revertir esa epidemia.

Pues que yo recuerde en sus libros los autores no se centran en el número de comidas que hacían al día, si hacían intermitent fasting, si comían muchos hidratos por la noche, y ni en si contaban todas las calorías que comían, hacían la ecuación de Harris y Benedict, o mejor la de Mifflin que es más precisa, y pesaban todos la comida para hacer las multiplicaciones oportunas y cuadrar las calorías al “pelo” y así no llegar a tener sobrepeso ni mucho menos obesidad.

Fig.81Además no creáis que estos pueblos eliminaban algunos alimentos tan criticados hoy día. Los habían que comían gluten, sí sí, habéis oído bien, se comía centeno y sin embargo no había celiacos(decir que el método de fermentado no era el método industrial actual), y se comían las peligrosas para algunos legumbres, y los demonizados lácteos(fermentados eso sí, y algunos pueblos hasta veneraban la mantequilla fuente de grasas saturadas). Bueno en realidad se comía lo que se podía, lo que daba el medio en el que se vivía. Había pueblos aislados con climatología muy adversa en los que apenas había vegetación y prácticamente solo comían carne o pescado, otros que tomaban legumbres, pseudocereales, cereales, tubérculos, verduras, frutas, y también coco (también rico en grasas saturadas). Pero a pesar de las grandísimas diferencias en la dieta de estas personas (los macronutrientes podían ir desde por ejemplo un 80% de hidratos de carbono hasta menos de un 5%), todos estos pueblos tenían cosas en común: comían y cocinaban comida local no procesada, comían cuando tenían hambre, y no comían lo que representa la base de la dieta de la sociedad actual: trigo refinado, azúcar, aceites de semillas refinados y sal, y es curioso que además de tener una conciencia de pertenencia a grupo los doctores que escribieron sobre estos pueblos destaquen su estado anímico positivo…eran pueblos sanos y felices.

Y sí, y ya metiéndonos en estudios ,tener unos lazos afectivos con tu familia, con tus amigos, vecinos, con tu pareja si la tienes, un trabajo que te guste, un compromiso cívico, ser honrado; todos estos elementos aparecen de forma independiente relacionados con la felicidad y satisfacción con la vida y con la buena salud(1). El vínculo felicidad y éxito no sólo existe porque el éxito hace feliz a la gente, sino también porque el afecto positivo engendra éxito. Los resultados de diferentes tipos de estudios revelan que la felicidad precede y se asocia con numerosos resultados exitosos. Por otra parte, la evidencia sugiere que el afecto positivo -el sello de bienestar- puede ser la causa de muchas de las deseables características, recursos y éxitos correlacionadas con la felicidad. (2). El bienestar psicológico positivo además tiene un efecto favorable en la supervivencia de tanto las personas sanas como de las enfermas (3). La capacidad humana de experimentar emociones negativas y positivas tiene una perspectiva evolutiva y la presencia de sentimientos diseñados para influir en el comportamiento debería de este modo reflejarse en las interacciones fisiológicas e inmunológicas. Las complejas interacciones entre el sistema inmunológico y el sistema nervioso central han sido ampliamente estudiadas en la depresión. Por otro lado, los efectos de las emociones humanas positivas, especialmente la felicidad, sobre parámetros fisiológicos y de la inmunidad han recibido muy poca atención. Sin embargo, las emociones están íntimamente involucradas en la iniciación o progresión del cáncer, enfermedades cardiovasculares y trastornos autoinmunes. Hay datos que apoyan la hipótesis de que los individuos que se caracterizan por un estilo afectivo más negativo mal estimulan su respuesta inmune y pueden estar en mayor riesgo de enfermedad que aquellos que tienen un estilo afectivo positivo (4). Y la depresión presenta una clara relación recíproca con la obesidad (5).

Sin duda el estado de ánimo es determinante para nuestra salud y nuestro peso. Y desde mi perspectiva la sociedad actual tiene mucho que ver en esto. Sobre todo en las mujeres donde la sociedad les exige casi la perfección, buenas notas en clase, una carrera universitaria, tener novio-marido, ser buena en su trabajo, ser madre, ama de casa, físico y peso perfecto, y cuando las exigencias son muchas y altas las frustraciones también lo son. Acaso creéis qué en estos pueblos de salud envidiable, la sociedad exigía tantas cosas a sus miembros.

Hace muy pocos días en el poco tiempo que paso viendo la tele (mientras cenaba) escuche una noticia que denota cómo es nuestra sociedad. Dejaron a un niño en una de las calles más transitadas del centro de nueva york con temperaturas bajo cero y con solo una camiseta de manga corta, y grabaron el comportamiento de la gente al verle. Y, ¿cuál fue? Absoluta indiferencia e ignorancia. Pasó media hora, una hora, y a las dos horas se acerco un hombre y le colocó su abrigo y se lo llevo con él. ¿Quién era ese hombre? Un mendigo.

En mi opinión vivimos en una sociedad enferma, extremadamente individualista, en el que la mayoría de la gente se desgasta siguiendo las exigencias de esta, las personas son “hipnotizadas” con el futbol, con programas televisivos tipo Salvame, Gran Hermano y demás telebasura mientras todo sigue igual, igual de mal para la mayoría que se siente frustrada porque no es perfecta, sus vínculos de apoyo son débiles, no se valoran a sí mismas, y porque en muchos casos eligen su carrera o profesión solo por un dinero que no les dará la felicidad. Y mientras tanto la industria alimentaria nos sigue “envenenando” y engordando con sus productos hiperpalatables, y la industria farmacéutica nos hace enfermos crónicos poli-medicados. Todo sigue igual porque a los poderosos les interesa que todo siga igual.

Pero hay solución. Primero busca, búscate a ti mismo. Descubre cómo eres, y lo que quieres, y olvídate de todas las exigencias de la sociedad. Sigue tus instintos, tus metas, tus ilusiones, busca cumplir esos sueños, y en tu camino descubrirás gente como tú, gente con conciencia social, que disfruta de las cosas que hace. Con esa gente seguramente serás feliz, tendrás salud y tu vida podrá ser una vida que merece la pena vivir. Una persona puede hacer poco, pero un grupo de personas comprometidas puede cambiar el mundo.

En cuanto a la comida, mi consejo es extremadamente sencillo. Olvida el marketing, vete al mercado, compra comida real y disfrútala, y come cuando tengas hambre, y si es rodeado de personas que te quieren, te escuchan, y con quienes puedas echar unas risas mucho mejor. Y si no sabes distinguir cual es la comida “real” debido a los miles de millones de publicidad de la industria alimentaría que han conseguido una involución y un empeoramiento de los hábitos alimentarios, te recomiendo que pidas ayuda a un buen dietista-nutricionista, o a un buen dietista, que seguramente te ayudarán en mayor medida que lo que puedan hacer un farmacéutico, un enfermero o un médico común.

Helliwell JF & Putnam RD. The social context of well-being. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2004. 29;359(1449):1435-46. Disponible en URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15347534

Lybomirsky S, King L, Diener E. The benefits of frequent positive affect: does happiness lead to success? Psychol Bull. 2005. 131(6):803-55. Disponible en URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16351326

Chida Y & Steptoe A. Positive psychological well-being and mortality: a quantitative review of prospective observational studies. Psychosom Med. 2008. 70(7):741-56. Disponible en URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18725425

Barak Y. The immune system and happiness. Autoimmun Rev. 2006. 5(8):523-7. Disponible en URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17027886

Luppino FS, de Wit LM, Bouvy PF, Stijnen T, Cuijpers P, Penninx BW et al. Overweight, obesity, and depression: a systematic review and meta-analysis of longitudinal studies. Arch Gen Psychiatry. 2010. 67(3):220-9. Disponible en URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20194822

2 respuestas a “Buscando respuestas sobre obesidad y salud”

  1. Uno de los mejores artículos que he leído porque tratas los temas que están verdaderamente más cerca del problema real y, que desgraciadamente no solemos tener en cuenta. Muchas gracias y enhorabuena por el artículo Rubén!

  2. Hola,
    Excelente y profundo articulo que me ha llegado y llenado profundamente (puesto que comparto el 99% de lo escrito).
    Enhorabuena por él.
    También tengo que decir que la última frase, me ha entristecido por una doble razón.

    Soy enfermero y :

    No me siento orgulloso de algunos de mis compañer@s, pero esos pocos no representan a un colectivo entero
    …Un enfermero, un farmacéutico y un médico común….hicieron sus carreras por lo mismo que un Diplomado en nutrición, para ayudar a las personas, y TODOS juntos debemos «remar » en la misma dirección sin elitismos ni sectarismos..

    Dicho esto luchemos todos por una alimentación que dé de comer a todos sin causar daño.